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LaSalud.mx.- El exceso de ingesta de sal, produce graves daños a la salud y en México se consume aproximadamente de 11 a 25 gramos, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda el consumo de cinco gramos al día.
Algunas de las consecuencias que tienen la ingesta excesiva de sal, son: hipertensión arterial, daño en la memoria, daño renal y daño al endotelio (capa que cubre las arterias y las venas), señaló la nutrióloga del Hospital de Gineco-Obstetricia 221 del Instituto Mexicano del Seguro Social en el Estado de México, Monserrat Vallejo Vilchis.
Entre los efectos más graves están: infarto vascular cerebral, enfermedades cardiovasculares y trombosis.
El exceso en la ingesta se debe a que la mayor parte de los productos que se consumen son industrializados y contienen entre 500 y 800 miligramos de sal.
Destacó que si se consume de manera optima la cantidad de dos gramos al día puede salvarse la vida de 17 mil personas al año. El consumo moderado de cloruro de sodio ayuda a mantener una buena hidratación en el cuerpo y mantiene el equilibrio de los ácidos en el organismo, además de favorecer la correcta digestión.
Contrariamente, el aumento de sal en el organismo hace que la sed se intensifique y como consecuencia el cuerpo retenga mayor cantidad de líquidos, ensanchando el volumen de los músculos e incrementando la presión arterial, ya que el trabajo del corazón se acelera, indicó la nutrióloga del IMSS.
La especialista mencionó que la hipertensión arterial es una de las principales consecuencia que presentan los pacientes por el aumento de sal en el cuerpo, se calcula que alrededor de 26.6 por ciento de la población de 20 a 69 años la padece, y cerca del 60 por ciento de los individuos afectados desconoce su enfermedad, debido a que ésta no presenta síntomas o cambios bruscos que le indiquen su avance en el organismo.
Recomendó a la población en general, reducir considerablemente el consumo de sal y una buena estrategia es retirando los saleros de la mesa, para que no exista posibilidad de agregar más a los alimentos que cotidianamente se cocinan en casa, además de evitar la ingesta continua de productos industrializados.
