Los Tumores del Estroma Gastrointestinal (GIST) son tumores poco frecuentes, pero relevantes por su alta peligrosidad, pertenecen a una familia llamada sarcomas de tejidos blandos, éstos aparecen en tejidos conectivos que rellenan o conectan entre sí otros tejidos, como la grasa, los músculos, los nervios o los vasos sanguíneos.
Es una especie de %u201Carmazón%u201D sobre el que descansan el resto de células del sistema nervioso, muscular, vascular. Como estos tejidos blandos están presentes en casi todos los lugares del organismo, los sarcomas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Así pues, los GIST son tumores del tejido conectivo del tubo digestivo.
El sistema nervioso propio del tubo digestivo está formado por un tipo muy peculiar de células que se conectan unas a otras componiendo una red que rodea al tubo en toda su longitud. Tales células nerviosas se conocen como Células Intersticiales de Cajal. Éstas, pueden transformarse en cancerosas y cuando lo hacen, el tipo de cáncer al que dan lugar es el GIST.
El GIST suele aparecer a partir de los 50 años de edad y en igual proporción de hombres y mujeres. El lugar más frecuente de aparición es el estómago, seguido del intestino delgado. Sólo el 20% aparece fuera de estos lugares, en el esófago, el colon o el recto. Por desgracia, los GIST son tumores de consistencia blanda que no interrumpe el tránsito del contenido intestinal ni la función de otros órganos, por lo que no suele alertar con síntomas mientras permanece en fase localizada, operable y curable.
Los expertos han descubierto que los GIST pueden tener más prevalencia de lo que se creía anteriormente. Nuevos datos indican que los GIST pueden afectar aproximadamente a 15 personas de cada millón de individuos al año.
SINTOMAS DE LOS GIST
El síntoma más frecuente es el dolor o las molestias abdominales, leves al inicio pero que persisten y empeoran lentamente a lo largo de meses o, incluso, de años. Si el tumor se ulcera en el interior del intestino puede aparecer sangre en las heces o en los vómitos o más frecuentemente, ocasionar anemia por la pérdida prolongada e inapreciable de pequeñas cantidades de sangre mezcladas con la deposición.
CÓMO SE DIAGNOSTICAN LOS GIST
Debido a lo superficial de sus síntomas, es casi imposible sospechar de la existencia de un GIST. En todo caso, para descartar la presencia de un tumor en el interior del abdomen, el médico ordenará una TAC (escáner), una ecografía o una endoscopia. Si existe tal tumor y parece extirpable, será necesaria una intervención quirúrgica. Si, por el contrario, es inoperable debido a su extensión o si existen metástasis, se ordenará biopsia aparte.