Por: Dr. Farina E. Arreguín González, Oncóloga Pediatra, Jefe del Servicio Oncología Pediátrica del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE
Oncologia.mx.– El cáncer en la infancia es un problema de salud pública, es una enfermedad que condiciona un alto impacto en el niño y en la familia, tanto en aspecto físico, psicológico, emocional, social e incluso económico. En México se estima que existen anualmente entre 5000 y 6000 casos nuevos de cáncer en menores de 18 años. La razón de incidencia de casos de cáncer es de 9 casos por 100,000 menores de 18 años para la población no derechohabiente en la República Mexicana.
Las principales neoplasias en nuestro país, como en el resto del mundo son las leucemias, que representan el 52% del total de los casos; seguido de los linfomas (10%) y los tumores del sistema nervioso central (10%), el porcentaje restante lo ocupan el resto de las neoplasias…
En México, el cáncer es la segunda causa de muerte en niños entre 5 y 14 años de edad, conforme a las cifras reportadas en el Sistema Estadístico Epidemiológico de las Defunciones (SEED). México tiene un promedio anual de 2,150 muertes por cáncer infantil en la última década
Afortunadamente, en los últimos años, se han registrado avances importantes en el tratamiento de esta enfermedad, no sólo por la mejora en los tratamientos, sino por terapia de soporte, la cual es vital en los procesos neoplásicos. Las tasas de sobrevida para niños de 0 a 14 años de edad han incrementado dramáticamente desde el año 1960, cuando la sobrevida global a 5 años después del diagnóstico de cáncer era de 28%. Las tasas de sobrevida continuaron incrementando y actualmente la supervivencia global a 5 años alcanza el 80%, esto acorde a la literatura internacional, sin embargo en México, esta supervivencia es menor, reportándose alrededor del 50%, según lo publicado en el 2014.
Dada la complejidad de esta enfermedad, es necesario que se conjunten diversos aspectos para poder lograr una mayor supervivencia como es acceso a los servicios de salud (cobertura universal), una sospecha diagnóstica, referencia temprana a una unidad capacitada y acreditada para el manejo de este tipo de enfermedades y finalmente un tratamiento exitoso.
La demora en el diagnóstico puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. En el caso de los tumores sólidos, alrededor de un 50% se detecta en estadios avanzados, lo cual repercute en la supervivencia. De modo que como médicos, debemos de reconocer donde se produce esta demora, ¿Es demora por parte de los padres para el reconocimiento de signos y síntomas? O se trata de retraso por parte del sistema de salud (ya sea por los médicos de primer contacto o por un sistema de referencia y contrareferencia deficiente).
En pediatría hablamos de detección oportuna y no tanto de prevención. Un diagnóstico oportuno es aquel que se realiza lo suficientemente a tiempo, de modo que no se incrementen las condiciones de morbi-mortalidad del paciente. El diagnóstico precoz es difícil por la baja frecuencia de esta patología, lo que incide en un bajo índice de sospecha por parte del médico y porque alrededor del 80% de los canceres infantiles se presentan con signos y síntomas poco específicos.
Por ejemplo, uno de los motivos más comunes de consulta al pediatra es por dolor de cabeza, que muy infrecuentementemente es causado por un tumor cerebral. A pesar de esto, es importante descartarlo. Por eso el médico de primer contacto debe conocer ciertas condiciones asociadas a un dolor de cabeza, y preguntar las características del mismo, buscar las condiciones de forma intencionada y dirigida, que de estar presentes en los pacientes, sugieren la necesidad de completar la atención con estudios de imagen especiales.
Así pues, existen varios datos de alarma que pueden hacernos sospechar de cáncer infantil, como son: palidez, fatiga, cansancio, pérdida de peso, datos de sangrado, aparición de hematomas o puntos rojos en la piel con facilidad, aumento de volumen en cualquier parte del cuerpo, sangrado anormal, la presencia de una luz blanca en uno o ambos ojos (leucocoria) , estrabismo, masa abdominal, alteraciones en el equilibrio, sudoración nocturna, aumento de volumen en los ganglios linfáticos, dolor de cabeza de predomino matutino que se acompaña con migraña, entre otros.
La realización de este curso enfocado a la Detección oportuna de cáncer infantil es un reto para el oncólogo pediatra. Nuestro deber es hacer conciencia, enseñar y promover el conocimiento entre el personal de la salud. Ante la sospecha de cáncer en un niño se debe de realizar un interrogatorio muy completo y un examen físico adecuado y nunca demorar la derivación del niño con sospecha de cáncer.