El ajo no sólo es uno de los ingredientes principales de numerosos platos: lejos de ser un simple condimento culinario, es también un medicamento natural de múltiples aplicaciones. Uno de los elementos que le otorgan su gran poder curativo es el azufre, que en el cuerpo humano está presente en el pelo, la piel y las uñas.
¿AJO O ASPIRINA?
El ajo se puede igualar a la aspirina en su cualidad de vasodilatador en la circulación sanguínea, que evita que se formen coágulos que puedan desembocar en trombosis, angina de pecho o infarto de miocardio.
PARA EL ESTÓMAGO
Tomar ajo favorece la secreción de jugos estomacales y, por lo tanto, facilita notablemente la digestión. Su acción antiséptica y antibiótica también se hace notar en la flora intestinal, protegiéndola y combatiendo numerosas enfermedades del aparato digestivo.
PARA LOS CATARROS
La acción medicinal del ajo no sólo se limita al aparato circulatorio y digestivo; también el sistema respiratorio se beneficia de su consumo. Gracias a su efecto pectoral, alivia la tos y facilita los procesos de eliminación que acompañan a los catarros y a las afecciones bronquiales. El ajo no sólo disminuye los niveles de azúcar, sino que aumenta los de insulina.